Por Daniel Mumont
A ver. Seamos honestos desde el primer minuto (de los noventa): si uno escucha que se estrena una serie de fútbol ambientada en Ecatepec, con personajes llamados Zindedin, El Gama y Equis Equis, uno piensa en desastre o en parodia involuntaria. Pero no. 90 Minutos, la nueva serie de Joe Rendón (Todo por Lucy) y Julio Berthely ('Yo, Fausto), se burla del prejuicio, esquiva el lugar común y mete gol al ángulo con una historia que es, a la vez, un drama comunitario, una comedia deportiva y una carta de amor a la identidad barrial mexicana. Sí, todo eso en un solo binge-watch de diez episodios que se lanzan el mismo 15 de julio.
Una historia de barrio, balón y pertenencia
El corazón de '90 Minutos' late en Las Navajas, un club de fútbol amateur que representa algo más que puntos en una tabla: representa la memoria de un barrio, el espacio donde los sueños rodaron entre terrones y porterías oxidadas. Ahora, ese mismo campo está a punto de ser engullido por las promesas de progreso de un empresario sin escrúpulos (interpretado con gozosa malicia por Raúl Méndez), que quiere convertir el terreno en un casino.
Entonces, aparece “El Veneno” (José María de Tavira), una ex estrella del fútbol que, tras tocar fondo, regresa a su tierra para entrenar a estos desvalidos —y a sí mismo—. Y sí, también está Alma (Teresa Ruiz), el viejo amor, el “qué hubiera pasado si”, que vuelve al mismo tiempo. Y el resto se lo pueden imaginar: redención, reencuentros, goles metafóricos y literales, todo con una vibra que huele a torta de milanesa y pasión comunitaria.
Joe Rendón y el fútbol como ADN narrativo
En entrevista reciente, Joe Rendón explica la intención detrás del proyecto:
> “Tenía muchas ganas de contar una historia que no siguiera siendo ni de la Condesa ni de la Roma... Quería hablar de nuestra idiosincrasia, de nuestra identidad. El fútbol está en el ADN del mexicano.”
Y eso se nota. '90 Minutos' no busca ser sofisticada, ni esconder su corazón bajo capas de cinismo. Más bien, abraza su ingenuidad con orgullo. “Queríamos regresar a algo parecido al cine de oro”, dice Rendón, “hablar de los barrios, de la importancia de las comunidades y de los grupos grandes haciendo combo”.
Ese “combo” al que se refiere el director es quizá la mejor virtud de la serie: su elenco coral. Porque '90 Minutos' no es solo la historia de “El Veneno”, sino también de Don Gil (Álvaro Guerrero), el alma vieja del equipo, y de los otros navajas: Dany, Roca, Gandhi y demás apodos que parecen sacados de una porra de domingo, pero que encuentran humanidad en cada episodio.
Chema de Tavira: del drama al desmadre
José María de Tavira —que usualmente asociamos con papeles dramáticos— se saca la espinita con '90 Minutos'.
“Yo personalmente me asemejo más al mundo del Veneno que al de los roles dramáticos”, confiesa el actor. “¡Qué más quisiera hacer pura comedia toda mi vida!”. Y aunque no es una comedia en el sentido estricto, su personaje tiene una vibra campechana, imperfecta y entrañable.
Sobre su experiencia al leer el guión por primera vez, De Tavira fue categórico:
> “Me pareció fenomenalmente escrito... ya ni le podías poner ni quitar una coma. Ahí estaban redonditos, perfectamente bien escritos”.
Y eso se nota. Cada episodio fluye con la ligereza de un balón bien dominado, pero cuando menos lo esperas, te mete un pase filtrado directo al corazón. El humor es natural, nunca forzado, y los momentos dramáticos se construyen desde las relaciones, no desde la tragedia manufacturada.
Comunidad: el verdadero protagonista
Más allá de goles, sudor y melodrama, '90 Minutos' es una serie sobre comunidad. Lo que está en juego no es solo un campeonato, sino la posibilidad de preservar un espacio simbólico, un campo de tierra que funciona como espejo de identidad. Y como dice De Tavira:
> “Lo que se ve atacado en esta serie no es el equipo, es el espacio… y eso va a impulsar el tejido social de su propia comunidad”.
Ese es el verdadero mensaje de la serie. Que el fútbol —ese deporte que a veces parece una caricatura de sí mismo en la televisión abierta— aún puede ser un vehículo narrativo legítimo para hablar de justicia social, de orgullo de pertenencia y de segundas oportunidades.
Veredicto: golazo con taquito
'90 Minutos' logra lo que pocas series mexicanas se atreven: hablar del país que está más allá del Periférico, con respeto, con humor y con una fe genuina en la posibilidad de cambiar las cosas. No es perfecta, claro, pero como esos partidos en canchas polvorientas, lo que importa no es la técnica, sino el corazón.
Y corazón es lo que le sobra a esta serie.
No se la pierdan.
90 Minutos: La serie futbolera que celebra la Mexicaneidad en comunidad