Dan Chávez presentó dentro del marco de la 40 edición del FICG, su nueva cinta que viene con una precisión de un director de orquesta, en su tierra, con sus fantasmas, su música y sus crisis.
En 'Ceremonia', no hay redoble de platillos ni epifanías iluminadas por reflectores. Hay silencio, hay partitura, hay pausa. Y en esa pausa, una mujer: María.
La interpreta Johanna Murillo con una madurez interpretativa que no se finge. Una directora de orquesta en el umbral de la desilusión profesional, que busca sentido —más allá de los compases, más allá del reconocimiento— en una Guadalajara que no sólo le es familiar, sino que es también su espejo. Dice Dan Chávez: “Filmar en el Teatro Degollado, en las casas de la colonia Seattle, en Chapalita, en Mascota… no fue solo regresar a lugares de mi infancia; fue sumergirme en ellos desde otra edad, otra conciencia.”
Porque 'Ceremonia' no se construye con trama, sino con una atmósfera envolvente. Con el temblor silencioso de quienes, sin escándalo, sienten que el mundo les ha dejado de aplaudir. “Cuando leí el personaje pensé: todas las personas hemos pasado por crisis, nos preguntamos si tiene sentido lo que hacemos, si estamos en el lugar correcto. La frustración de no recibir reconocimiento también nos une. Es universal, aunque duela en privado.” señala Murillo
“Ya no soy la chavita promesa de la historia… ya me llegan castings de abuela. O sea, ¿qué es esto?” —dice entre risas, medio en broma, medio de verdad—. Pero en 'Ceremonia' esa conciencia del tiempo, del paso del tiempo, se vuelve tema, se vuelve ritmo.
Hay algo admirable en cómo la película entiende la música. No como ornamento, sino como protagonista muda. “Una pieza instrumental clásica te exige, no se te entrega fácil" reflexiona Murillo
"Tuvimos que memorizar partes de Stravinsky, TChaikovski, Rachmaninov, Beethoven, porque no leemos partitura. Pero lo más fascinante fue entender que la orquesta no se sigue con los ojos, sino con la respiración.” cuenta Cattori
Y en eso, 'Ceremonia' también es un cuerpo: uno que respira, que entra en crisis, que intenta sostener el tempo de su propia vida.
Fernando Cattori, debutando en cine, encontró el vértigo de actuar desde un lugar que conocía: la dirección. “Dirigir comerciales me enseñó lo técnico, pero actuar me obligó a dejar de verme desde fuera. A dejar de dirigir. A estar.” Y en ese contraste entre el control del director y la vulnerabilidad del actor, su presencia en pantalla encuentra una autenticidad rara.
La cinta no entrega respuestas ni plantea redenciones milagrosas. Pero, como un adagio sostenido, sugiere que hay una forma de belleza en el desconcierto. “Las crisis no se acaban, pero son oportunidades para vivir la vida con más amplitud. Para sabernos en proceso”, dice uno de sus personajes, y el eco de esa frase atraviesa cada escena como un suspiro contenido.
El soundtrack corre a cargo del multipremiado Tomás Barreiro, reconocido por su trabajo en diversas bandas sonoras del cine mexicano. En 'Ceremonia', el director le cede espacio para rendir homenaje a los grandes compositores, entrelazando la partitura con la narrativa de forma orgánica y profundamente emocional.
Así como María dirige su orquesta con una respiración que se contiene justo antes del estallido, Dan Chávez orquesta su película con una emoción contenida, tensa, vibrante, que nunca explota, pero siempre está a punto de hacerlo. Lo hace en Guadalajara, su ciudad natal. Donde todo comenzó. Donde la memoria se afina como un instrumento.
Con 'Ceremonia', Chávez escribe el primer movimiento de lo que él mismo ha llamado una “trilogía tapatía”. Ya se anuncian 'Narcissus' y 'El último baile del señor Atl', también ambientadas en Guadalajara. Pero esta primera entrega es un prólogo íntimo, una confesión a media voz. Un filme que se mueve entre el ensayo musical y la catarsis silenciosa. Entre lo que se escucha… y lo que se siente.
'Ceremonia' de Dan Chavez, la partitura de una crisis y el eco de volver a casa