En tiempos donde el aislamiento y la incertidumbre marcaron nuestras vidas, Días borrosos emerge como un relato íntimo y poderoso que explora las soledades compartidas y los vínculos inesperados.
Así es la ópera prima, Días borrosos, de la directora Marie Benito, quien nos comparte el proceso de creación y las motivaciones detrás de esta historia que retrata las soledades compartidas en tiempos de pandemia. Protagonizada por Enrique Berruel y Sophie Alexander Katz, la película debutó en el Festival Internacional de Cine de Morelia y se estrenará en salas el 20 de diciembre.
La soledad como eje narrativo
"Esta historia partió de una reflexión sobre la soledad," confiesa Benito al inicio de la charla. "La soledad es un tema que siempre me ha interesado explorar, pero la pandemia le dio una nueva dimensión. Al detener el rodaje en 2020, comencé a observar cómo el aislamiento acentuaba esta temática en la vida real: vecinos creando lazos inesperados, personas mayores en situaciones de riesgo extremo y una sensación compartida de incertidumbre. Decidí reescribir el guión para integrar este contexto, que finalmente potenció el conflicto interno de los personajes."cuenta Marie
En Días borrosos, seguimos a Emilia, una bíloga soltera que a sus cuarenta años busca desesperadamente ser madre, y a Felipe, un hombre de ochenta que enfrenta el duelo tras enviudar. Sus vidas convergen en las escaleras de su edificio y, pese a las diferencias generacionales, encuentran en el otro un compañero para transitar sus respectivas crisis.
Explorando los límites de la vida y el tiempo
"Me interesa mucho la idea de los límites: Emilia está en el borde de su fertilidad y Felipe, al final de su vida," explica Benito. "Esa dualidad me pareció poderosa. Ella lo acompaña en su camino hacia la muerte, y él, en su deseo por traer una nueva vida al mundo. Hay algo profundamente humano en ese acompañamiento, en esa conexión inesperada que los lleva a cuestionar sus propias creencias."
Benito destaca que trabajar con temas como la vejez y la maternidad asistida le permitió ofrecer una mirada crítica y, al mismo tiempo, sensible. "Quería mostrar cuerpos reales, envejecidos, con arrugas y manchas. La belleza de estos cuerpos es innegable, pero rara vez la vemos retratada en pantalla."
El desafío del casting
Encontrar a los actores ideales fue un reto para la directora. "Pensé en Sophie Alexander Katz desde el principio para el papel de Emilia. Ella leyó varias versiones del guión y siempre mostró entusiasmo por el proyecto. Pero encontrar al actor para Felipe fue más complicado. Finalmente, conocí a Enrique Berruel en un restaurante y, al verlo, supe que él era Felipe. Le propuse participar y aceptó. Fue un gran reto para él también, pero logró dar vida al personaje de una manera excepcional."
El erotismo y la conexión emocional
Otro de los temas recurrentes en el cine de Marie es el deseo. "Aunque no era completamente consciente de ello al escribir Días borrosos, me doy cuenta de que siempre he explorado el erotismo y la sexualidad desde ópticas menos convencionales. En mi cortometraje anterior ya abordé la sexualidad en la madurez, y en esta película, quise mostrar cómo el deseo y la conexión emocional también están presentes en edades y contextos diferentes."
Un mensaje esperanzador
Para Benito, Días borrosos es una película que invita a la reflexión y a la apertura. "Creo que es un filme esperanzador. Nos invita a voltear hacia el otro, a dejar de vivir tan deprisa y a derribar prejuicios, especialmente hacia las personas mayores. Hay un universo completo en cada persona, sin importar su edad, y esa es una de las enseñanzas que espero que el público se lleve consigo."
La película estará disponible en la Cineteca Nacional, Cinemanía, la Filmoteca UNAM y otras salas de la República Mexicana a partir del 20 de diciembre. Para más información, se pueden consultar las redes de Alphaville Cinema. "Es una gran oportunidad para reconectar con el cine y reflexionar sobre nuestra humanidad," concluye Benito.
'Dias Borrosos': Una reflexión sobre la soledad y la conexión humana