El Festival Internacional de Cine en Guadalajara se convirtió en una trinchera. Bajo el foco de la Competencia Mezcal, se proyectó 'Cocodrilos', cinta dirigida por J. Xavier Velasco, que no solo se instala en la conversación global sobre cine de crimen organizado, sino que planta su bandera como una de las pocas que se atreve a mirar directamente a los ojos de la violencia ejercida contra periodistas en México.
En un año donde 'Emilia Pérez' le devolvió prestigio pop al musical de narcoficción, 'Cocodrilos' hace el trabajo difícil: desnuda, sin melodrama, sin morbo, una herida nacional que aún supura. Lo que vemos en pantalla no es espectáculo. Es urgencia.
Una historia ficticia con el pulso de la realidad
Ambientada en un Veracruz que se siente caliente, peligroso y profundamente real, 'Cocodrilos' sigue a Santiago Ortiz (interpretado por Hoze Meléndez), un joven fotoperiodista que se ve forzado a cubrir el asesinato de su mentora, la periodista Amanda González (Teresa Sánchez). A partir de ahí, la cinta lo lanza a una espiral de revelaciones, silencios incómodos y verdades que nadie quiere publicar.
“Esta historia es ficticia, pero está profundamente arraigada en una crisis muy real y vigente”, dice Velasco, cuya experiencia personal como veracruzano dota al filme de una veracidad imposible de impostar. “No van a matar la verdad matando periodistas”, sentencia.
Lo dice con la mirada clara, consciente de que cada plano de su película carga la memoria de cientos de comunicadores desaparecidos o asesinados en este país. Con apoyo de EFICINE 189 y una producción cuidada por Protopictures y Nopal Army Films, 'Cocodrilos' no quiere hacer ruido: quiere hacer eco.
Un elenco que no actúa: habita
El trabajo actoral no se construyó a base de improvisación o trazo fácil. Se cocinó a fuego lento. “Con José trabajamos meses antes de la preproducción”, revela el propio Velasco, al hablar de Meléndez. “Era fundamental conocer el arco emocional del personaje, porque sabíamos que no rodaríamos en continuidad”.
Esa preparación se nota en pantalla. Santiago no es un héroe de acción: es un joven común enfrentado a lo extraordinario. Tiene miedo, duda, quiere cumplir las promesas hechas a su madre (Arcelia Ramírez) y a su pareja, pero el compromiso con la verdad lo arrastra a un abismo ético que ni siquiera él pidió mirar.
Meléndez, por su parte, no actúa. Reflexiona. En entrevista, compartió con honestidad que muchas películas mexicanas sobre violencia le causan conflicto. “No me interesa ver cómo se hace un espectáculo de la violencia. Pero en 'Cocodrilos', el dolor te atraviesa por otro lugar”.
Esa diferencia está en el tacto, en el respeto. La cámara de Felipe Pérez Burchard (AMC) no se regodea en la sangre. Apunta al rostro, al temblor, al vacío.
Arcelia, la herida abierta
Arcelia Ramírez se hunde en una madre marcada por la misofobia —una metáfora perfecta de un país que ya no quiere tocar la realidad por miedo a contaminarse con ella. Su esposo desaparecido, su hijo en la línea de fuego, y ella, resistiendo desde el encierro. “Fue muy rico para mí trabajar este personaje”, confesó la actriz. “No estaba improvisando. Había ensayado cada escena muchas veces. Pero al mismo tiempo, todo seguía vivo”.
Ese “vivir” se siente en cada rincón de la cinta. Desde la música inquietante de Mike Sayre hasta los silencios que se extienden como sábanas húmedas. 'Cocodrilos' sabe cuándo hablar y cuándo dejar que el vacío lo diga todo.
Cine como denuncia, pero también como espejo
Velasco no busca condescender al espectador. No le da respuestas, pero sí preguntas. ¿Qué significa hacer periodismo en un país donde se mata por decir la verdad? ¿Qué promesas se rompen cuando la ética se convierte en un riesgo de muerte? ¿Qué le pasa a una sociedad cuando comienza a normalizar el horror?
“Una de mis preocupaciones es justamente esa: la normalización de la violencia”, afirma el director. “Vivimos en un país sumamente violento, con asesinatos todos los días, y eso no debe dejar de dolernos”.
La intención de 'Cocodrilos' no es generar morbo. Es invitar a pensar. A detenernos. A no pasar de largo frente a la imagen del periodista caído. El cine, en manos de Velasco, es un acto de memoria. Es resistencia.
'Cocodrilos' vuelve al origen: al periodista que investiga, a la madre que espera, al miedo que no se ve pero se siente. No hay apología aquí. Hay advertencia.
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FICG40: Cocodrilos la cinta en la que la verdad no muere aunque la asesinen