El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) 2023 fue el escenario del estreno de Àvia, el jardín de la memoria, ópera prima de Rodrigo Ímaz. Este documental es mucho más que un ejercicio cinematográfico: es un acto de amor, una elegía, una carta fílmica a su abuela, Montserrat Gispert Cruells, una mujer que encarnó la resiliencia, la ciencia y el pensamiento libre en un México que la acogió tras el exilio.
El origen del retrato
Rodrigo Ímaz describe su película como un “retrato en movimiento”. Inspirado por la cercanía con su abuela, decidió capturar su historia a través del documental, un medio que, como él explica, permite hacer retratos con imagen y sonido, una forma de transferir narrativas y preservar memorias.
La idea surgió en 2017, cuando Ímaz adquirió su primera cámara con el propósito de registrar la vida cotidiana de Montserrat. La filmación se extendió durante cinco años, un periodo en el que el cineasta exploró no solo la historia familiar, sino la esencia de una generación de mujeres que rompieron paradigmas y redefinieron el papel femenino en la sociedad mexicana del siglo XX.
Una vida entre guerras, ciencia y dignidad
Montserrat Gispert Cruells nació en Barcelona, pero su infancia estuvo marcada por el exilio. En 1941, su familia huyó del franquismo, atravesó los Pirineos a pie y cruzó Europa hasta llegar a Casablanca, desde donde partieron hacia México gracias al asilo brindado por Lázaro Cárdenas. En su nuevo país, Montserrat se formó como científica pionera en etnobotánica, desarrollando una amplia trayectoria en la UNAM, donde fue profesora y defensora de las causas sociales y ambientales.
El documental reconstruye este recorrido vital: desde la niña refugiada que cruzó montañas hasta la mujer que se divorció cuando no era socialmente aceptable hacerlo, que se forjó una carrera académica, que crió a su familia y que defendió su autonomía incluso al final de su vida. Para Ímaz, su abuela representa una generación de mujeres que rompieron con la fragilidad impuesta y abrieron camino a nuevas formas de libertad.
La memoria y el duelo
Tras la muerte de Montserrat, Ímaz detuvo el proyecto durante un año. El proceso de montaje fue un duelo prolongado. El director recuerda que no podía ver las imágenes sin quebrarse. Con el apoyo de su equipo de edición, logró transformar el dolor en una reflexión cinematográfica sobre la memoria, el paso del tiempo y la dignidad del morir.
El corazón del documental reside en esa última etapa: el enfrentamiento sereno de Montserrat con su propia muerte. Ímaz relata cómo su abuela entendía la muerte como parte natural de la vida, una visión que contrasta con el tabú que aún persiste en muchas culturas. En sus palabras, Àvia busca “desmoralizar la muerte”, abordarla desde la ternura y la aceptación, y abrir una conversación necesaria sobre el derecho a morir con dignidad.
Una mirada universal desde lo íntimo
“Lo importante no es lo que encuadras, sino lo que dejas fuera”, cita Ímaz a Susan Sontag al hablar del proceso narrativo. Así, su película se construye a partir de la selección y la sensibilidad: no pretende documentar cada hecho, sino transformar lo personal en algo universal. Lo que comienza como una historia familiar se convierte en una reflexión sobre la vida, la pérdida y la identidad.
El documental combina testimonio, archivo y contemplación, componiendo un jardín simbólico donde florecen la memoria y el olvido. En palabras del propio filme:
«Soy tristeza. Soy la pérdida. Soy ausencia. Soy la batalla perdida de mi padre. [...] Soy memoria y sueño. Ocaso. Corazón latiente. El devenir del tiempo. Soy este instante. Respiración del mundo.»
Entre el amor y la memoria
Àvia, el jardín de la memoria es, en esencia, una carta de amor y despedida. Un homenaje a una mujer adelantada a su tiempo y, al mismo tiempo, una reflexión sobre los lazos familiares, la herencia emocional y la necesidad de recordar.

Con este primer largometraje, Rodrigo Ímaz no solo entrega un retrato íntimo, sino también una meditación profunda sobre la vida y la muerte, sobre la memoria y el olvido, sobre el poder de la imagen para conservar lo que el tiempo inevitablemente transforma.


FICM23: Àvia, el jardín de la memoria: un retrato íntimo y universal de Rodrigo Ímaz