Por Daniel Mumont
El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) ha revelado la imagen oficial que acompañará su edición número 23, a celebrarse del 10 al 19 de octubre de este año. Como ya es tradición, la presentación del cartel no solo anuncia el inicio del camino hacia uno de los eventos cinematográficos más esperados del país, sino que también es un ejercicio de memoria, mirada y pertenencia.
El diseño de este año corrió a cargo de Rodrigo Toledo-Crow, colaborador visual del festival desde su fundación, en colaboración con Jerónimo Toledo Rossell. Juntos, han construido una imagen que captura el corazón de Morelia a través de un elemento aparentemente cotidiano: sus ventanas.
“Recorriendo, por más de veinte años, las calles del hermosísimo centro de Morelia, me dediqué a observar y tomar fotografías de puertas y ventanas, con la idea de, algún día, hacer algo con ello”, explicó Toledo-Crow. Esa semilla visual, cultivada con paciencia y asombro, se convierte ahora en un cartel que no solo retrata la ciudad, sino que la convierte en un personaje cinematográfico.
1. Las ventanas del centro histórico de Morelia
Elemento principal visual y narrativo del cartel.
Las ventanas representan la arquitectura característica del centro de Morelia, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Pero más allá de su valor estético, funcionan como una metáfora cinematográfica: cada ventana encierra una posible historia, una escena invisible, una intimidad por descubrir. Son umbrales entre lo público y lo privado, lo exterior y lo interior.
Rodrigo Toledo-Crow comenta que durante más de 20 años ha fotografiado puertas y ventanas de la ciudad con la intención de algún día contar historias posibles detrás de ellas. Este gesto resume la vocación del festival: asomarse a otros mundos a través del cine.
2. La composición fragmentada
El cartel está armado como un mosaico o collage de múltiples ventanas. Cada una es diferente, como si perteneciera a casas y épocas distintas. Esta composición sugiere una diversidad de voces, estilos y narrativas, similar a la variedad de películas que se presentan cada año en el FICM. También remite al acto de mirar a través de múltiples pantallas, como si cada ventana fuera una película.
3. La tipografía con historia: tipos móviles de La Lagunilla
Las letras que conforman el nombre del festival fueron tomadas de tipos móviles antiguos, adquiridos en el mercado de La Lagunilla en la Ciudad de México. Estas piezas eran utilizadas en la imprenta tradicional antes de la era digital.
3. Cácaro, el perro símbolo del festival
Una silueta muy especial aparece en el cartel: la de Cácaro, el perrito callejero que se convirtió en una pequeña celebridad durante la edición anterior del festival. Cácaro se paseó libremente por la alfombra roja, las salas de proyección y los alrededores del Cinépolis Morelia Centro. Su espontaneidad y carisma lo volvieron entrañable para los asistentes, tanto así que fue adoptado por uno de ellos. Incluirlo en el cartel es una manera de rendir homenaje al espíritu libre y sorpresivo del cine, así como a los encuentros inesperados que lo hacen inolvidable.
Así, el cartel del FICM no solo promueve una edición más: propone una forma de mirar. cargada de textura, historia y afecto, anticipándose a lo que vendrá en octubre: una ciudad que se transforma en pantalla, en escena, en relato. Como cada año, Morelia abre sus ventanas al cine. Y el cine, una vez más, responde con historias.
FICM23: Conoce el cartel oficial y sus elementos