Por Daniel Mumont
En un año donde pareciera que Mónica del Carmen está en todas partes, la actriz vuelve a sorprender en Las Mutaciones, la nueva película de Jorge Ramírez Suárez que se estrena estejueves 20 de noviembre. “Tú no paras… eres la actriz que más hemos visto este año en cine mexicano”, le digo. Ella sonríe y responde con absoluta honestidad: “Ay, pues me lo he ganado, me lo he ganado. A pulso.”
Esa misma entrega la llevó a decir sí a Las Mutaciones desde que recibió el guion, hace más de cuatro años. El director se lo ofreció directamente: “Escribí este personaje para ti”, le dijo. Y Mónica lo supo desde la primera lectura: “Me atrapó porque es difícil hacer una comedia de esta calidad y de esta dimensión en México… un género que combine de forma tan magistral el drama y la comedia. Cuando leí a Elodia dije: aquí voy a echar toda mi pasión y todo lo que tengo. Ya comenzaba a surgir en mi cabeza su forma física, su manera de caminar, su manera de hablar, su capacidad de empatizar, pero también su forma dicharachera de ser.”
Elodia, su personaje, es la trabajadora doméstica que acompaña al protagonista en un momento límite marcado por la enfermedad y la muerte. Es un papel luminoso, con un pasado fuerte, una presencia vital y un cariño que sostiene donde más duele. Para Mónica, interpretar a alguien así la tocó profundamente: “Dicen que eres los personajes que te tocan, porque hay que tener alma para hacerlos… y claro que Elodia tiene un pedacito del alma de Mónica.”
La actriz admite que la película la confrontó con temas que antes evitaba. “Cuando era joven quería comerme el mundo… y pocas veces pensaba en la enfermedad, la tragedia o la muerte. Pero al crecer, y al ver a amigas pasar por procesos de cáncer muy dolorosos, entendí lo que significa acompañar a alguien diciendo: ‘Vamos, tú puedes’, pero también escuchando cuando dicen: ‘No quiero hacer quimio’.”

Para ella, la fortaleza de Las Mutaciones está precisamente ahí: “La ficción no es una mentira, es una realidad aparte que se habita con elementos artísticos que contienen el elixir de los cuestionamientos humanos. Y uno de ellos, aquí con mucho peso, es la muerte, la enfermedad y quién está contigo en esos momentos tan difíciles.”
Trabajar con Tony Dalton, quien interpreta a un enfermo terminal, implicó un proceso cuidadoso y profundo. “Para que fuera creíble la relación, trabajamos mucho los antecedentes de los personajes como familia. Yo tenía que entrar con suficiente vivez y cariño para no sacarlo de ese estado tan frágil, pero también para apapacharlo, para hacerlo reír, para apaciguar su miedo.”
Uno de los momentos más memorables del rodaje involucró a Flor, la joven guacamaya que interpreta al perico Benito. “Había trabajado antes con una gallina, pero nunca con una lora. Tenía que aprender dónde no tocar, cómo posicionarla, y un día se nos escapó en el set. Jorge dijo: ‘Voy a grabar hasta que la atrapes’. Afortunadamente no tardé mucho… saqué mis dones de ninja.”

Las Mutaciones, basada en una idea tan absurda como conmovedora —una mujer que regala un perico a un enfermo al que le han quitado la lengua—, es una historia que juega con el delirio sin perder humanidad. “Eso habla de una industria muy buena que tenemos en México para crear lo que queramos imaginar: historias tan delirantes como esta”, dice con orgullo.
Con tres premios Ariel en su trayectoria reconocida Mónica del Carmen demuestra una vez más por qué es considerada una de las actrices más sólidas y sensibles de su generación.
Mónica del Carmen y Las Mutaciones: un personaje que abraza donde duele