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'No Nos moverán': La obstinación de la memoria y el susurro de la justicia


Por Daniel Mumont


Hay películas que no se filman: se exhuman. Se excavan del dolor, del silencio, del hueco que deja la historia cuando nadie se atreve a mirarla de frente. No nos moverán, ópera prima de Pierre Saint Martin, es una de esas películas. No nace del cine como industria ni del guion como estrategia, sino del temblor íntimo de una memoria insepulta. Su fuerza no proviene de la denuncia, sino de su delicadeza: una obra que no grita, pero quiebra. Que no exige justicia, pero la invoca con cada plano.



Filmada en blanco y negro, protagonizada por la monumental Luisa Huertas, y con 15 nominaciones al Ariel—incluyendo Mejor Película, Dirección y Actriz—, la película llega a salas comerciales este 24 de julio bajo la distribución de Pimienta Films. Lo hace, sí, como contendiente, pero sobre todo como memoria en resistencia.


Una historia que atraviesa el cuerpo


'No nos moverán' sigue a Socorro, una abogada jubilada, obsesionada con encontrar al soldado que asesinó a su hermano durante la masacre de Tlatelolco. Su plan es absurdo, casi risible, pero detrás de su aparente desvarío habita una dignidad insobornable: la de quien no renuncia a la verdad, aunque sea demasiado tarde.


En palabras del director Pierre Saint Martin, la historia no surgió de una estrategia, sino de una necesidad profundamente personal:


> “No sabes en cuántas entrevistas me he puesto a chillar, porque me sigue atravesando. A veces pienso que ya lo tengo más controlado, que ya puedo hablar desde la distancia, pero luego me agarra otra vez. Recuerdo ciertas cosas del pasado y me mueven, me revientan por dentro… y sé que desde ahí, desde esa vulnerabilidad, es donde tenía que trabajar esta película.”



Ese “desde ahí” no es una frase casual: es una declaración estética. Saint Martin decidió que si iba a contar esta historia, tenía que hacerlo con la piel abierta, sin armaduras intelectuales ni poses autorales. Por eso cada escena vibra con la fricción entre el duelo íntimo y la justicia histórica.


Blanco y negro como posición ética


La película está filmada en blanco y negro, una elección que, más allá de lo estético, responde a una decisión profundamente simbólica:


> “Cuando le propuse la idea a mi productor, le dije: ‘Quiero que sea en blanco y negro’. Y él me respondió: ‘Claro’. Sin dudarlo. Lo mismo con César, el fotógrafo, que ahora también está nominado al Ariel. Me preguntó por qué, y le dije: ‘Porque la protagonista vive en el pasado. Está atrapada ahí. Y la imagen tiene que reflejar eso’. No era un capricho visual, era algo emocional, narrativo.”


El blanco y negro en 'No nos moverán' no evoca nostalgia, sino estancamiento. No embellece, sino que encierra. La historia no mira al 68 desde el presente, sino que permanece allí, como una memoria no resuelta que sigue afectando el ahora.


Pierre Saint Martin reconoce que esta elección pudo haber sido “un mal negocio”:


> “Comercialmente no es la mejor idea del mundo hacer una película en blanco y negro si no eres David Fincher o Alfonso Cuarón. Pero para mí, no había de otra. Mi única brújula siempre fue la emotividad. Si algo me emociona, si siento que estoy diciendo la neta, entonces sé que vale la pena. Puede que no guste a todos, puede que esté equivocado, pero tiene que haber verdad.”


Una ópera prima sin concesiones


Lejos de suavizar su discurso para acceder a un mayor público, Saint Martin decidió seguir un camino que él mismo describe como doloroso, pero necesario:


> “Yo aprendí a trabajar desde lo vivencial. Desde lo que me da vergüenza, desde lo que me enoja, desde el dolor. Paula Markovich y Fernando Emke me lo enseñaron: métete de lleno, aunque te golpees contra el fondo. No hay otra forma de llegar a algo real.”


En ese fondo, el director encontró una historia que, aunque personal, resuena colectivamente. La búsqueda de Socorro es también la búsqueda de todos aquellos que han callado durante décadas, que llevan sobre los hombros palabras no dichas, duelos no nombrados, injusticias no sanadas.



> “Creo que muchas personas van a conectar con ese pendiente que todos tenemos. Esa disculpa que nunca dijimos. Ese ‘perdón’ que se nos quedó atorado. A veces preferimos que todo se joda antes que ser vulnerables. Pero cuando alguien dice ‘perdón’ de verdad… cambia todo.”


La película no habla solo del pasado, sino de las conversaciones que nunca tuvimos, de las emociones que aplastamos para sobrevivir, de las verdades que no caben en los expedientes ni en las consignas. Y lo hace con humor negro, con ternura dura, con una mirada que es política sin necesidad de panfleto.


'No nos moverán' ha recorrido más de 30 festivales internacionales, ha sido premiada con el Mezcal y el Premio del Público en el FICG, y ha recibido elogios por su valentía emocional. Pero su mayor logro quizá sea otro: el de haber creado un espacio para lo no resuelto, para lo pendiente.


> “A veces no sabes si estás diciendo bien las cosas. Pero si te nace de la neta, si viene de un lugar real, la gente lo siente. Y cuando conectas desde ahí, todo vale la pena,” dice Pierre Saint Martin con una mezcla de humildad y certeza.



No nos moverán' propone una justicia distinta: la de atreverse a recordar sin anestesia, la de pedir perdón sin condiciones. No es una película cómoda. No busca redimir ni vengar. Solo quiere —y eso no es poco— que se hable de lo que no se ha dicho.


'No Nos moverán': La obstinación de la memoria y el susurro de la justicia
Daniel Mumont 23 de julio de 2025
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